lunes, 19 de octubre de 2020

XXXXX (L para los tiquismiquis)


          Los del 70 somos tan chulos que este año salimos de dos cuarentenas. Y esto solo podemos decirlo nosotros y los nacidos en 1868, que se encontraron con la gripe española, lo cual debería sorprenderos mucho más que esos eclipses y cometas que pasan una vez cada 100 años pero que hay uno cada semana. A la calle tendríais que salir a admirarnos. 

        Hoy cumplo 50 años. Llevo cinco preparando la fiesta para celebrarlo, prometí a todo el mundo que esa celebración sería carne de Telediario y resulta que la tengo que hacer por tandas, como las magdalenas (que es como estaría yo hoy, como la Magdalena, si no temiera que se me hincharan los ojos para las fotos). Voy a hacer de mi capa un sayo (con lentejuelas, por supuesto) y compartir mi experiencia con vosotros: como siempre digo, yo hago “listos” (a esos les pongo nombre, Hugo y Ariel) pero también listas que, para que no se me pongan celosas, las nombro igualmente y ésta se llama

¨DECÁLOGO DE CONVICCIONES QUE ME HA    LLEVADO MEDIO SIGLO ADMITIR”. 

          1.- “Usar la misma talla” que hace 20 años y “embutirte en la misma talla” que usabas hace 20 años no es lo mismo, pero el matiz es tan minúsculo que me vale (este punto no admite discusión… ¡¡he dicho que es un matiz insignificante y es un matiz insignificante!!). 

          2.- Mentir sobre la edad es esencial para la autoestima: tienes que añadirte 3 o 4 años para que te digan que no los aparentas. 

           3.- Envejecer con dignidad está sobrevalorado. Si te quejas lo suficiente, acabarán recomendándote un buen guapólogo que luchará contra la gravedad por ti. Eso sí es un superhéroe y no Batman. 

          4.- Cuando ignoras algo puedes decir “lo sabía pero se me ha olvidado” y todos te creen. “Eso es la edad”, te justifican… y qué queréis: prefiero ser mayor que ignorante.

          5.- La gente que era gilipollas a los 25, tiene muchas probabilidades de seguir siendo gilipollas a los 50. La edad no te mejora si tú no has querido mejorar. 

          6.- No, no es que con la sabiduría de la edad hayas decidido conscientemente sacar de tu vida a los gilipollas anteriores. Es que ellos te consideran a ti igual de gilipollas y os estáis evitando mutuamente (y por instinto, no te apuntes el mérito). 

          7.- Los amigos son los que son y otros de los que no te acuerdas.

          8.- Hacer lo que no ha hecho nunca nadie no siempre es original. La mayoría de las veces no lo ha hecho nadie porque es una estupidez. 

          9.- Si tienes que aprender cosas nuevas y vas muy lento asimilando conceptos, no desesperes, no eres tonto. Es complicado biológicamente porque, como dice mi amiga Teye, el cuerpo, a partir de los 45, ha entrado en fase de retener líquidos, no ideas.

          10.- La relación con tus hijos, cuando es, es mejor aunque la mayoría del tiempo no es. Ni llaman. Pero ahora puedes vilipendiarles un poquito, que tú te has hecho mayor pero ellos también. Y eso endurece. Que maduren. 

          Una de mis experiencias más divertidas fue el año pasado, cuando mi hijo mayor me llamó para que fuera a Madrid y pasar el finde juntos. Reservé un hotel por la ubicación y no miré nada más. Al llegar, resultó ser un hotel gay pero “heterofriendly”. En recepción, le indiqué al muchachito que mi hijo llegaría más tarde. El muy bendito me dijo: “¡Ay, lo siento, pero no admitimos menores en este hotel!”, obviamente, le dije que se acababa de convertir en mi persona favorita. Al subir a la habitación, exquisita, por cierto, llamé a Hugo y le dije: “Cariño, estamos en una habitación muy porno, llena de negro, neón y encaje, preciosa pero porno. Eso sí, cuando muera, quiero que traslades mi cuerpo a este baño porque la última foto de mi vida tiene que ser aquí: es una maravilla. Dile al del CSI que saque todos los ángulos”. Después de llegar Hugo, tras volver ambos de hacer compras (para el niño, que me ha salido sibarita) y justo antes de irnos a cenar, nos avisaron que teníamos una copa de bienvenida en la terraza. Allí estaba yo: divina y un poco pendón por optimista: creí que me vendría bien un vestido que nunca me ha venido bien y mostraba más escote del debido (¿por qué las chicas siempre creemos que ropa que no nos ponemos, por buenos motivos, en nuestra ciudad nos va quedar divina cuando salimos de viaje? Aprended de mí y grabaos esto: la latitud no influye en nuestro cuerpo). Mi hijo y yo estábamos disfrutando de la copa y el ambiente hasta que el camarero, otro bendito, me pregunta: “¿Desde cuando os conocéis?” Así que no tuve más remedio que contestarle: “¡Ojalá fuera mi gigoló, porque me saldría la hora con él mucho más barata… Pero es mi hijo”… Todo esto hace 10 años habría resultado raro y seguramente ilegal… 

         Jacinto Benavente dijo una vez (o más veces, que igual él también se repetía como el resto de los mortales): “Cuando acaba la edad de las locuras, empieza la edad de las tonterías”. Así que vamos a hacer caso al sabio y a hacer el tonto porque el tiempo que perdemos riendo, no es tiempo perdido.

1 comentario:

  1. DEspertarse y leerte, una de las mejores cosas que me pueden pasar hoy, aparte de celebrar tu cumple, FELIZ DIA. ;-)

    ResponderEliminar