martes, 5 de marzo de 2019

Tesoros y gusanos.


Este año salgo de la cuarentena. Eso significa que ya estoy curada.... al menos de espanto. Pero aún así, todavía me sorprendo a veces pensando que este mundo necesita menos psicólogos y más exorcistas, porque hay locuras que no son de esta dimensión.
Os voy a contar un secreto: casi me pierdo. Casi dejo de ser yo, ese yo un pelín desastroso pero conocido. Casi me convierto en una persona gris. Lo curioso es que, mientras cedía a expectativas ajenas y creía estar bien, me estaba desdibujando y, cuando estallé, cuando la tristeza me invadió, empecé a reconstruirme.
Una de mis abuelas me dijo una vez que si yo le daba una patada a una piedra, debajo habría un tesoro... o gusanos... pero algo habría. Esa soy yo, carne de telediario. Y es normal que si me pasan cosas maravillosas, las cosas malas que me suceden vayan en proporción. Lo que no sabe el ¨karma¨ es que la experiencia es un grado y que aprendes que los gusanos puedes aprovecharlos para pescar.
Yo odio la “autoayuda”, prefiero que me ayuden otros, pero es que tengo unos “otros” tan espectaculares que no sólo me sacan del pozo, sino que lo hacen más grande, lo convierten en una piscina y se sientan conmigo a tomarnos unos tequilas en tumbonas bajo el sol. Y es hora de que les dé las gracias.
A mi hermana, Begoña, que aunque tiene pelazo, es lista, pero ni ella es capaz de saber cuándo pasamos de utilizar el ¨y tú más” tras una descalificación adolescente al “y tú más” tras un elogio. El caso es discutir...
A mi hermana por opción y rubia exquisita, Maite A., que si le digo “tráeme un hacha, que voy a matar a alguien”, solo me pregunta “¿simple o de doble filo?”.
A mi otra rubia fascinante, Maria José B., que me mira y me siento mimada.
A mi brillante Yolanda S.de T., que abandera mi Fortuna, que es sabia y divertida (y un poco verde en sus poemas, que en eso tiene razón su padre).
A mi intrépida Carol H., que se cayó en la marmita del redbull cuando era pequeña (hace dos días) y reparte energia solo siendo.
A mí singular e irrepetible Pura L., mi aspiración en mi próxima vida y la madre de la niña que yo quisiera. Mi compi de viaje...
A mi gurú Mariló G., que me enseñó que, ante los ataques, hay que pararse y respirar... ¡pero para no matar!, que no vale no hacer nada, que hay que pelear.
A mi Trío Calavera, Juani C., Teye C. y Conchi G., que saben que a veces ”queremos pa´dentro”, pero queremos. Y mucho.
A mi gran artista Ángela S., que tantas oportunidades me da para demostrar que he nacido para aplaudir.
A mi amable Encarni, cuyo único “defecto” son los zapotos de los demás, lo cual no deja de ser un defecto interesante, como ella.
A Maite N., Isa A., Juan Carlos L., Javi C. y Emma, que son capaces de dar cuenta de todas las gambas rojas y botellas de vino que haga falta por animarme, aunque peligre nuestra integridad física.
A mi fantástico José Miguel Ll., que siempre encuentra tiempo para escucharme y hacerme sentir importante.
A Pepe Q., que a veces me hace dudar de si es el marido de mi amiga o mi hermano mayor.
A Orlando, a Luís E., a Fer, a Vicente A., a Trini S., a Begoña C., a Manu S...
Como yo soy muy de contar mi vida y los guardias civiles no son tontos, los de la puerta del juzgado me preguntaron qué me pasaba, un día que iba un pelín cual Dama de las Camelias a un juicio, y yo se lo dije. También les comenté que era muy afortunada de lo apoyada que me sentía por mis amigos. Uno de ellos me indicó: “Es que tú eres una cosechadora”. Ahí salió mi vena vanidosa y, por aclarar, le inquirí: “¿Eso es un piropo? Me estás diciendo que estoy como un camión pero en plan rural... A ver, que yo os quiero mucho, pero raritos sois un rato”. La Benemérita me contestó: “¿Ves? Ningún letrado nos ha dicho nunca que nos quiere..”. Aunque no fuera el piropo que creía, me gusta como explicación del porqué he llegado a tener esta cartera de amigos que ya los quisiera el banco de Santander para cotizarlos en bolsa.
No tengo hígado para tantas cervecitas como debo pero voy a intentarlo. El tequila lo guardo, que al tercero me posee el espíritu de Paulina Rubio y he prometido reservarlo para una situación y persona excepcional, (sin que sirva de precedente). Tambien puedo intentarlo con el mezcal, que lleva gusano y pesco “merluza”, pero no era esa la idea original...