miércoles, 2 de enero de 2013

Memoria, coherencia y quejicas: tiempo al tiempo.


Hoy le he dicho a mi hermana que me chive algún tema sobre el que escribir un Blog. Ella me ha respondido: “Sobre lo maravillosa que soy.”. A mi vez, yo le he contestado: “Lleva cuidado…”. ¡¡¡Ea, pues voy a hacerlo!!!.. Bueno, más o menos: voy a hablar de nuestra infancia, hilándolo sutilmente (tan sutil que lo digo por si no os dais cuenta) con las fechas en las que estamos, en cuanto al avance del tiempo y la llegada del Nuevo Año.

Yo soy la hermana mayor, buena, responsable, educada y abnegada. Ella es la hermanastra mala, digo, ella es la hermana pequeña… Por situaros.

 Cuando éramos niñas, había que jugar sin mecanismos complicados. No podías conectarte a Internet y estar en continuo trasiego con tus amigos, así que tu hermano se convertía en tu amigo/enemigo casero. En mi caso, éramos adictas a las Nancys. Yo ya apuntaba maneras y me dedicaba casi exclusivamente a cambiarles de ropa. Las pobres no tenían excesiva vida social. Como mucho, entre tanto cambio de vestuario, les daba tiempo a tomarse una coca-cola con Lucas o un té rápido con Lesley. Cuando no estaba vistiendo a mis muñecas, estaba disfrazándome yo o maquillando una careta de un juego de la Señorita Pepis… ¡¡¡Qué bonito e inocente!!!, pensaréis… Sí, sí… Me río yo de los que acusan a los videojuegos de favorecer las conductas violentas en los niños de hoy en día… Nancy, Lesley, Lucas, Señorita Pepis: eso que suena tan ingenuo provocaba unas peleas entre nosotras cuya onda expansiva habría hecho que Walking Dead se quedase en el capítulo piloto por aniquilación de todos los zombies. Menos mal que, en aquella época, no se llevaba lo de Servicios Sociales pero es que tampoco hacía falta: estaba tu padre (el mío en este caso). No hablaba: nos miraba... oblicuamente. Notabas como subía el tono de su piel a un rojo pasión que te indicaba peligro inminente. Enmudecías (porque una buena pelea requiere una banda sonora, muy sonora y, en los minutos previos a la entrada del adulto en cuestión, habías elevado la voz a cotas que habrían sido la envidia de Pavarotti). Y, durante unos segundos, esperabas que no hubiera escuchado los insultos que os habíais proferido a voz en grito,. Pero los había oído. Alto y claro. (Él y la población ilicitana en un radio de cinco kilómetros). Y, para contrarrestar, te susurraba el castigo, flojito (tipo serpiente de cascabel) y tú lo acatabas… Como ahora. El mismo respeto: la última vez que reñí yo a mis hijos porque discutían, se miraron el uno al otro, y mantuvieron esta conversación, ante mi : “¿Nos está riñendo?.” “Sí. Está mona cuando se enfada, ¿eh?”.”Se le ve más rubia.” “Eso es por el contraste. Está colorada”…Colorada y ojiplática.. Si esa escena la hubiéramos reproducido mi hermana y yo ante mi progenitor, le da una apoplejía…

       Yo no soy de las que piensa que cualquier tiempo pasado fue mejor. De hecho, no tengo muy claro si eran tiempos más inocentes o más ignorantes. O si la inocente e ignorante era yo.  Hay cosas que no habría cambiado. El precio del pan, por ejemplo. Y me explico: hoy he ido a comprarlo. Eso en sí ya debería ser noticia porque las labores cotidianas y yo no nos llevamos bien.  Me he agenciado tres panecillos minúsculos. 1.80.- €. Y me he ido tan feliz. Pero mi felicidad es como aquella del extranjero al que le dices: “¡¡¡Vaya cara de empanao que tienes, so guiri!!!”, mientras le sonríes y le das  golpecitos amistosos en el hombro (yo nunca lo he hecho, pero me lo han contado)… Oye, ha sido traducirlo e indignarme: ¡¡¡Trescientas pesetas!!!... Lo de “La espiga de Oro” va a ser verdad… Pero hay otras cosas que han evolucionado hasta hacerse maravillosas: los wonderbra (pura ingeniería), poder comprar por Internet cosas glamourosas y fantásticas con atención personal (Pura suntuosidad. Mi preferida, con diferencia: www.divavanitas.com. Un vicio),  las bebidas energéticas (pura adrenalina), los microondas (pura brevedad), las carreteras (pura comodidad), los móviles (pura comunicación), los zapatos cómodos de tacón imposible (sólo si son de Pura, claro)…

       Y hay mil cosas que se mantienen inalterables: las chuches, las calles del Monopoly, los Peta-Zetas (no sé si incluirlos como chuches, como condimento culinario o como material explosivo), los bolis BIC, las pipas, el chocolate con churros, el Pan Arabo de Trento, la Catedral de Burgos (digo yo)…

       Sentir nostalgia del Pasado es humano, más que nada porque ha sido una época que hemos sufrido, disfrutado y superado y el Presente y el Futuro son incertidumbres que sugieren el miedo a lo desconocido, mezclado, eso sí, con la expectativa de cambios positivos. En cualquier caso, emocionante. Es cierto que yo soy optimista por vocación (que no por naturaleza: que conste que he trabajado mucho la visión alegre de las cosas porque creo firmemente que es cuestión de práctica) pero mis conclusiones están basadas en hechos. Hay crisis, pensaréis más de uno.  Lo sé. Pero también sé que la mayoría de quienes leéis esto tenéis móvil con wifi (y puede que más de uno), y wifi sin móvil, y tablet, y ordenadores, y aire acondicionado, y gas natural, y todas las consolas del mundo, fijas y para llevar... No es lo mismo no llegar a fin de mes sin caprichos que no llegar con gastos de rico. Menos quejas y más coherencia. Y no es coherente ver en el mismo muro de Facebook cartelitos (esos cartelitos me van a dar para otro blog con muchas, muchas aristas)  lamentando la crisis, reivindicando medidas anárquicas, junto con fotos celebrando comidas familiares en el chalet , brindando con cava del bueno (eso lo he visto yo). No es que esta crisis sea peor que otras a lo largo de la Historia, es que somos más blanditos (yo la primera). Esta crisis limpiará costumbres insanas y dejará al descubierto a negligentes con capacidad de mando (o incapacidad de mando, si se prefiere, pero con oportunidad de ejercerlo). Y, a poco que seamos medianamente congruentes, saldremos mejorados. Regodearse en el barro nos ensucia. Hay que salir del charco, ver con perspectiva sus dimensiones y empezar a drenarlo, secarlo y limpiarlo. Empezando por los barrizales propios. Y, si no se sabe cómo, se pregunta al que le va bien (y con “al que le va bien” no me refiero al que tiene medios económicos sino al que se le ve contento, feliz o, simplemente, tranquilo, tenga o no tenga dinero). Y que quede claro que soy consciente de que es mucho más fácil estar contento, feliz o tranquilo con dinero que sin él pero que, si éste falta o no es suficiente, también es posible, manteniendo esa perspectiva imparcial a la que hay que aspirar. Todos a leer “El Arte de la Guerra”, del chino ese (que nooo, que es de Sun Tzu… Es que la rubia que llevo dentro quería manifestarse). Y si no sacamos ningún provecho de esa lectura, al menos, en el tiempo que has invertido en leerlo, no has hecho gasto (¿veis?: actitud positiva)…

       Así que ya sabéis mi opinión: es bonito acordarse con cariño del pasado siempre que eso no te impida disfrutar de las fantásticas cosas que tiene el mundo actual y trata, cuando cuentes batallitas de otros tiempos (aunque sea de antes de ayer), de hacerlo con un toque de anécdota que compense la diferencia que seguro existe entre lo que recuerdas y lo que realmente ocurrió.

       Sin minimizar la crisis, acordaos de que todo es relativo. Os reitero (anteriormente fue por Facebook) lo que me sucedió una vez con mi hijo pequeño: estaba muy preocupada por un problema al que no le veía salida. Ariel estaba junto a mí, ambos sentados en el sofá que hacía “L”, cada uno en un ala, en ángulo de 90º (no se me ocurre otra forma de explicarlo), me hablaba y no le escuchaba. Cuando se dio cuenta de que yo estaba en mi mundo fangoso, me preguntó sobre lo que me ocurría. Le dije que tenía dificultades para encontrar la solución a un dilema. Me miró, se acercó a la mesa que estaba ante nosotros, cogió un folio y dibujó un 8. “¿Qué ves?”, me cuestionó el sabiondo. “(Ésta me la sé, pensé yo). Un ocho”, le contesté. “Pues yo veo un infinito. Es cuestión de cambiar la perspectiva”…

       Estrenamos año, eso es inevitable. Estrenar perspectiva es una opción. Yo creo que la buena, si hemos sido de los quejicas…

 

 

3 comentarios:

  1. Te has hecho de rogar, pero ha valido la pena!
    Muy buena entrada para comenzar el año!

    ResponderEliminar
  2. Que bueno que volviste.
    Me apunto a la teoría de Ariel, el 8 hayque verlo acostado.

    ResponderEliminar
  3. Se puede decir mas alto pero no mejor, ni mas gracioso.

    ResponderEliminar