martes, 14 de agosto de 2012

De diferencias y perspectivas...


No los soporto. Me tienen hasta la narices. Y me asustan, que es peor. Me refiero a la pandilla de intolerantes que anda suelta, con voz y voto. Muy peligroso. Siempre le he dicho a mis hijos que, en esta vida, no hay nada peor que ser desagradecidos pero creo que es porque presupongo la tolerancia en ellos…

Esta mañana hemos corrido todos a comprar los periódicos para ver las noticias sobre nuestra fallida (más apropiado sería poner “falluca”) Nit de L´Albà. Como a  mi lo de correr no me va y mis vecinos no se merecen el riesgo para su estabilidad mental que supone verme ojerosa y recién levantada (oye, es encontrarse conmigo en una de esas situaciones y empezar a creer en el Yeti, los ogros y demás criaturas sobrenaturales), he hecho una primera aproximación a la información a través de la prensa digital. ¿Y qué tiene la prensa digital que no tenga la prensa escrita (mi favorita)?. Pues que la gente opina dejando constancia de ello. Sin filtro. Y varias de esas opiniones pugnan por la eliminación de los petardos y fuegos artificiales en las fiestas, llamándonos salvajes (a modo de ejemplo, pongo este enlace. No es la crónica, es el comentario: http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/accidente-nit-lalba-elche-2184699 ).

 A ver, voy a partir de una base: yo no creo que estemos todos evolucionados al mismo nivel, me niego a creer que ciertas conductas de ciertas personas respondan a una elección consciente, creo que hay gente que no ha alcanzado un nivel medio de civilización y tiene reacciones instintivas de supervivencia. Una vez iba por la plaza del Ayuntamiento y me dijo un chico tal grosería, a viva voz, que prometo que concluí que el muchacho reaccionaba al instinto sexual sin el paliativo de la Evolución (con mayúsculas). Afortunadamente para él, yo sí tenía ese límite, por lo que no me volví y le di el guantazo de su vida aunque no pude evitar compararlo con un simio salido. Pero, dentro de todo ello, el intolerante con complejo de inferioridad, con instinto de líder de la manada, es un peligro público. Yo rozo la artificiosidad en muchos momentos, no soy natural, no soy susceptible de considerárseme salvaje y me gusta la pólvora, y los petardos y los truenos. No impongo mis gustos a nadie. No insisto a mis invitados para que enciendan ni una triste bengala, si no les parece bien. Ver veredictos que proponen eliminar carretillas y petardos de mis fiestas, bajo la excusa del accidente ocurrido, me fastidia muy profundamente porque me recuerda la existencia de esos personajes perturbadores, capaces de arrastrar a personas más débiles que ellos, únicamente por la fuerza del tono de su discurso, no por su contenido. Y pueden hacer mucho mal. Yo no soy hippie, ni indignada, ni antisistema, ni defensora de la verdad, ni sana, ni deportista ni mil cosas. No lo soy porque no quiero. Así que me he encontrado con bastante asiduidad con personas de altos ideales, que creen que van a salvar el mundo con su actitud y una carencia absoluta de hechos, personas que me han mirado con total superioridad.  Tengo amigas que son naturales, francas, sin artificios y la diferencia con esas otras radica en que, además, son comprensivas con quienes han escogido otro tipo de vida. Conmigo, en concreto. Nos reímos de nuestras diferencias y admiramos en la otra lo que nos hace distintas. No es a ese tipo de personas coherentes a las que me refiero. Es a la frustrada que piensa que, tras adquirir como propio un principio políticamente correcto, lo desvirtúa, lo deforma hasta convertirlo en una caricatura y cree que ello le da un salvoconducto para manifestar su absurda sensación de estar por encima de los demás y proponer cambios radicales basados en una visión personal y falseada, avalada, habitualmente, por algún acontecimiento fortuito que jamás supone la norma general pero que se presenta como tal por su personalidad fanática.

 Quien me conoce sabe que tengo opinión casi para todo y, muchas veces, distintas opiniones para lo mismo. Yo no superé la fase esa en el instituto en la que, estudiando filosofía, dependiendo de quien tocara, te convencía. Estudiabas existencialismo, y veías la lógica. Estudiabas racionalismo, y veías la lógica. Yo veo los dos lados de la misma esquina (esto es de la Biblia, lo dice Salomón). Eso no ha favorecido mucho mi cordura pero me ha hecho bastante indulgente con pensamientos contrarios a los míos. Salvo cuando no los considero proporcionados o equilibrados. Os pongo un ejemplo: si a mí me preguntan si estoy a favor o en contra de las corridas de toros, os digo que a favor. ¿Por qué?. Porque estando en la Escuela de Práctica Jurídica en Alicante acabamos el curso acudiendo a la Feria de San Juan. Y me lo pasé pipa. El ambiente y la gente me parecieron tan diferente a cualquier otra cosa que creo que hay que preservarlo. Es un arte y. como tal, a veces se entiende y a veces, no. Los toreros que conozco personalmente me caen bien. No conozco a ningún toro personalmente pero no les odio (aunque prefiero no toparme con ellos en una solitaria pradera. Claro que es muy difícil que se produzca la concatenación de hechos necesaria para que yo acabe en una solitaria pradera). Una vez,  manifestando mi pena ante la foto de un torero al que le habían dado una cornada, una de esas personas tan elevadas me contestó: “Sinceramente, el toro tenía que haberlo matado”. Me dejó sin palabras, a mí, que tengo un trato: ellas no me faltan y yo las uso. La defensa de un ideal con tanta rabia contenida no es defensa, es venganza  y estrechez de miras. También me gusta el Foei. Y mato indiscriminadamente a los insectos (y, cuando no lo hago, es porque me desagrada más el ruidito asqueroso ese que hacen cuando los aplastas que el esperar a que desaparezcan). Los reptiles me gustan porque pasan de todo. No como caracoles porque son babosas pero he disfrutado cazándolos de niña, en el campo, los acechaba y los perseguía, con éxito siempre, debo decir. Tengo amigos cazadores, que baten algo más que caracoles, a los que quiero muchísimo (a mis amigos, no a los caracoles) y a los que un día pediré que me enseñen a disparar (si es que eso se puede pedir), aunque dudo que yo pueda matar a ningún animal. No hago el camino de Santiago porque soy incapaz de someterme voluntariamente a incomodidades. No creo en la anarquía. Prefiero una tarde de compras que una manifestación por la Paz Mundial (y ambas cosas tienen el mismo efecto en la Paz Mundial). Mis ideas no dan para escribir un libro y no pretendo cambiar a la Humanidad. Me encanta que existan personas desiguales, me fascinan las diferencias, entre niños, adultos, hombres, mujeres, izquierdas, derechas, pensamientos e ideas… enriquecen mi vida, lo que me descoloca es la imposición. Quizás estoy haciendo exactamente aquello de lo que me quejo, es posible que esté siendo absolutamente intransigente con aquellos a los que yo considero equivocados en las formas (y las formas son muy importantes para mí) y en la idea a defender pero, al menos, estoy abierta a considerar esa posibilidad..

Una vez, discutiendo con Hugo sobre una canción que estaba escuchando, afirmando yo rotundamente que era ruido y mi hijo, con la misma rotundidad, que era música, decidimos que Ariel fuera el juez en nuestra batalla. Sus palabras textuales fueron: “Los dos tenéis razón. Sólo tenéis distintas perspectivas. La música hace ruido. El atractivo de ese ruido es algo personal. Hugo, si a mamá no le gusta, ponte los cascos. Mamá, si a Hugo le gusta, con lo pesado que es, búscale algo bueno, aunque sea la letra porque, si no, lo vas a pasar fatal.”… Pues eso…

3 comentarios:

  1. Lo que es increible es que te haya dado tiempo a tantas cosas. Coincido en el análisis.

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  2. Me has dejado sin palabras, ademas de estar casi con todo de acuerdo( es por no decir que con todo lo estoy, por aquello de que pueda sonar a "pelota") solo puedo aportar que sigas escribiendo que encanta leerte. Gracias

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  3. Tengo que reconocer que esta vez me has deslumbrado
    Estoy de acuerdo en todo y tienes toda la razón
    Continua y a ver si aprende alguien de esos, aunque lo dudo

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