Odio
los cartelitos con mensaje. Y las frases hechas. Y que me manipulen. Y,
últimamente, Facebook es un compendio de todo ello. Horrible. Hace un año,
cuando entraba en el “Face” me encontraba con cotilleos interesantes, de
cosecha propia. Unos más inteligentes que otros, unos divertidos, otros
tristes, alguno muy ingenioso y otros muy cursis. Pero que te decían algo de la
persona que los escribía. Ahora, cada vez que entro, me encuentro con
cartelitos sobre tres temas básicos: política, autoayuda y amor.
Voy
a empezar a denostar el más fácil: la política. Hasta las narices estoy de las
generalizaciones, de que la masa permita que se le trate de incapaz con tal de
no admitir sus errores. Los mismos que no asumen su parte de negligencia a la
hora de firmar hipotecas imposibles sin leerlas (ni escucharlas, que el Notario
te las cuenta) me vienen a decir a mí que una anarquía desvaída (léase, con
toda la intención, escarches) aporta cualquier cosa positiva a la situación
económica nacional. Ja. Más bien entiendo que algún idiota con sueños de
grandeza quiere embrutecernos a todos para disimular su propia estupidez. Hay
políticos corruptos y políticos que no. Y existen problemas de difícil solución
e, incluso (¡¡Oh, sorpresa!!), existen problemas sin solución, pero, antes de
tirar al capitán del barco, habrá que estudiar si hay otro más capacitado para
el cargo y, sobre todo, si quiere asumirlo. Y tampoco podemos dejarles todo el
trabajo a ellos. Si empezamos a asumir nuestros deslices en lugar de dedicarnos
exclusivamente a señalar a los sinvergüenzas que se han aprovechado
económicamente de su puesto, validando nuestros pequeños delitos por
comparación (venga, ¿quién no ha pirateado música, libros?, ¿quién no ha
cobrado alguna factura en negro?), empezaríamos a cambiar las cosas desde abajo
(los cimientos, ¿recordáis?, lo importante). Y no digo que dejéis de hacer
facturas en negro o de bajaros música, lo que digo es que no todo vale y que hay
un límite a la rebeldía que pasa por el respeto a la integridad física y moral,
y deslegitima el intrusismo feroz en la intimidad de cada personaje público.
Ahora
lo que más noqueada me deja: los mensajitos de autoayuda. A ver, chicos, hay
gente que se convierte en un peligro si la animas. El “Porque tú lo vales” está
muy bien, salvo porque a veces no lo vales. El “Eres único en el mundo, no hay
nadie como tú. Eso te hace especial para el Universo.” puede ser hasta una
verdad cósmica, pero el que alguien sea único y especial no lo hace bueno… En
ocasiones das gracias porque sólo exista una unidad de ese espécimen. No todo
lo especial es mejor. Se puede se especialmente ganso, o especialmente
insoportable. Lo de “No te rindas. Si el Plan B no funciona hay 27 letras más
en el alfabeto”, es muy positivo pero yo desistiría antes de llegar a la “D” de
Desastre. ¿Habéis oído hablar del “tonto motivado”?. Hay personas a las que no
se debe alentar porque la catástrofe está asegurada. “Tú puedes. Tú
puedes”. Y llega el batacazo. Y mi
favorita: “Lo importante, lo que te da la felicidad no es alcanzar la meta,
sino el camino que recorres para llegar a ella””. El que ha dicho semejante
tontería no me ha visto a mí en el gimnasio: mi meta es ponerme estupendísima
(”Cris, tú puedes, tú puedes…”), el camino es hacer deporte. Después de cargar con
la bolsa de la ropa para arriba y para abajo, cambiarme en un vestuario lleno
de niñas fantásticas, tener que mirarme al espejo mientras salto y brinco, sin
garbo ninguno, sudar y ponerme colorada, destrozarme el pelo para el resto del
día, soportar que la ducha me ataque, darme cuenta de que acabo con hambre
canina, sufrir dolores musculares porque no sé hacer correctamente ningún
ejercicio,… después de eso, si alguien me habla de una ONG que realiza
operaciones estéticas gratuitas me postulo como beneficiaria y que le den a los
olores, los sudores y los esfuerzos. Paso de disfrutar el camino en burro, me
voy en vuelo express y ya veré las fotos del paisaje en Nacional Geographic…
Y
por fin llegamos a lo más tierno: los mensajes de amor y desamor. Ufff.
Situémonos: partiendo de la base de que las ostentaciones de amor públicas me
parecen muy, muy cursis, el hacerlo a través de cartelitos dedicados lo
convierte en cursi y poco original, dos pecados graves. ¿Qué tú quieres mucho a
Manolo?. Pues le dices: “Manolo, te quiero.”. Ya nos hemos enterado todos y
podemos superarlo. Como ese “Manolo, te quiero.”, vaya acompañado de una foto
de los osos amorosos, con un arco iris precioso, una rosa sin espinas, una nube
de algodón y un lazo a través del cual se puede leer: “Y mi amor será eterno
porque nace de los dioses.”, tú, Manolo, los osos y los dioses habéis pasado a
la categoría de cursis perniciosos. Eso sin contar que quizás, en un mes, los
osos se han convertido en salvajes, los dioses son tipo Hades y Manolo se
merece un “Me dejaste pero nunca podrás olvidarme”. Y todos sabremos que te ha
dejado... El amor de verdad es bonito, divertido, exultante y, sobre todo,
personal. Privado. Íntimo. Subjetivo. Facebook no es el medio para manifestarlo
con boato: aunque te parezca imposible, se puede acabar y todos, todos, vamos a
ser testigos. Una antigua agregada mía de una red social escribió, dedicándoselo
a su pareja: “Si quieres saber cuánto te quiero, cuenta las estrellas del
cielo:…”. Al poco tiempo, me la encontré por la calle, le pregunté por su vida
(la real, que la del Face me la sabía) y me contó que estaba con un chico pero
que, de repente, dejó de llamarla para hacer cosas juntos y que no le atendía
el móvil cuando lo telefoneaba para ir a comer o al cine, que únicamente
recibía mensajes suyos a altas horas de la madrugada, a los que ella no
contestaba porque pensaba que sólo “eran para lo que eran” y que no entendía
nada. Intenté ser discreta pero no pude evitar decirle “Nena, ¿no le mandaste a
contar estrellas?... Tendrá el horario cambiado…” Por si no lo sabías, no todos
tus contactos de las redes sociales son tus amigos. Sé más prudente. Y esa
prudencia a la hora de demostrar tu amor la tienes que elevar a la máxima
potencia cuando se trate de manifestar tu desamor. Las frasecitas esas del
tipo: “Te darás cuenta de cuánto valgo cuando sea tarde”, “Nuestro amor fue tan
fugaz, que lo vio una estrella y pidió un deseo” (es que las estrellas dan
pa´tó), “Fui lo mejor que te pasó pero no supiste cuidarlo”, “El que no te
valora hoy, mañana te extrañará””…. Ay, que risa…. Si te dejan, bonita, da
igual que seas fantástica, lo mejor, un espectáculo: te han dejado. No muevas
un dedo para escribir NADA sobre él. Al igual que cuando estabas enamoradísima
podía cambiar la situación, cuando ésta ya ha variado, puede retornar el cariño
y está feo que dejes escritas ciertas cosas. Pero, en cualquier caso, él (o
ella) no es malo por no quererte. Es la vida, asúmela. Si estás triste, que sea
en privado, con tus personas de confianza, pero no lo publiques y no para que
así tu ex se sienta fatal al creer que te da igual la ruptura (porque,
desengáñate, si ha roto contigo, no saber de ti es un alivio que le evita
problemas de conciencia), sino porque dentro de un tiempo no te reconocerás en
esa persona derrotada y podrás tratar de olvidar esa fase, cosa mucho más
difícil si has proyectado esa imagen en personas que sólo conocen lo que
informas en tu página. No compartas con cualquiera las penas. No es elegante y
no es sano. Y, sobre todo, no demonices a quien te quiso y a quien quisiste,
debes recordar que no siempre eres la dejada, otras veces abandonaste tú y
seguro que, en cada una de aquellas ocasiones, tenías tu justificación, tu
versión del tema. Reitero una anécdota de Ariel: estábamos una amiga mía, a
quien había abandonado su novio, y yo en casa, tomando un té y charlando sobre
ello. Mi hijo estaba sentado cerca de nosotras. Ella dijo en un momento dado:
“Decía que me quería, que era la mujer de su vida, Y era mentira. Eso es lo que
me duele: que me mintiera”. Ariel, sin despistarse de lo que estaba haciendo,
comentó: “Pues no te agobies. A lo mejor, cuando te lo decía, lo pensaba. No te
ha mentido, puede que sólo haya cambiado de opinión”…
Voy
a hacer una “especial” mención (¿veis?, un ejemplo donde lo especial no será
positivo) a las publicaciones en cadena que empiezan con un “Seguro que estás
muy ocupado y no le darás a Me Gusta..”… De verdad que me hace gracias esa
manipulación tan pueril… Me contengo para no comentar: “Estoy muy ocupada para
darle al Me gusta pero puedo hacer un hueco para darte a ti si te veo”…
No
sería justo meter a todos los cartelitos en el mismo saco. Hay algunos muy
ingeniosos. Hay chistes buenísimos. Ironías políticas brillantes. Otros que informan
estupendamente. Algunos curiosos… Como siempre, no pretendo más que plasmar una
caricatura de lo que pienso, sujeta a miles de excepciones y salvedades. Y
seguro que todos aquellos que estén disconformes conmigo tendrán razón. Como
yo. Me encanta que todo sea relativo…